lunes, 13 de diciembre de 2010

El homenaje de Yolanda Guirola para su cuñado Armando Herrera / Por Norah Méndez el 21/02/2010

Un día de estos me llevé una grata y verdadera sorpresa al encontrar en mi buzón el correo de Yolanda Guirola. Ella es una de las profesionales mujeres más admiradas por mi persona, al igual que otras mujeres de su familia, con quienes comparto amistad y aficiones por el arte.

Yolanda me enviaba por e-mail, una columna que escribió en homenaje al gato Herrera, y que además sirve como cierre a su perenne columna en Diario CoLatino, a la cual Armando tituló Agenda Cotidiana. Reproduzco a continuación dicho homenaje, conmovida por el relato y la amistad privilegiada de personas como ella y nuestro querido Gato, a quien todavía no puedo terminar de escribirle algo pues a los amigos es difícil decirles adiós.


EL ÚLTIMO ENCUENTRO
Yolanda Guirola
En memoria de Armando Herrera

Fue una tarde en un café cuando la vi envuelta en velos, con su rostro casi transparente en donde se podían apreciar unos ojos profundamente tristes. Su mirada sacudió todo mi cuerpo. Con voz temblorosa le pregunté ¿Qué tienes, qué tragedia ha llegado a tu vida que se refleja en tu mirada? su respuesta fue casi imperceptible, me siento como una mariposa atrapada en la red. Explícame le dije y continuó: no sé que es mejor, si luchar por liberarme de la trampa o dejar que me traspase el alfiler, de todas formar moriré. – ¿Tan grande es tu pena? Cuéntame alcancé a decirle, notando que sus bellos ojos color miel se humedecían y dos lágrimas rodaban por su rostro casi transparente.

-He sido muy feliz, mi vida ha estado rodeada de grandes emociones, de viajes exóticos, pero sobretodo de mucho cariño. –Entonces, ¿por qué esa tristeza? -él se ha marchado, me he que-dado sola, ya no hay agenda cotidiana que señale el siguiente viaje a emprender, siempre estuvimos juntos, ser huérfana no formó parte de mi aprendizaje, no estoy preparada para sentir tanto dolor, pues solamente conocí la felicidad. Su voz era cada vez más suave, entrecortada, sus hermosos ojos se abrían y cerraban y un torrente de lágrimas escapaba de ellos. Haciendo un gran esfuerzo le dije: el calendario que rige nuestras vidas no tiene señaladas las fechas en que sucederán las tragedias que nos separarán de las personas que amamos, ni las horas que parecerán eternas, ni el momento en que todo se volverá obscuridad. Mientras yo hablaba la luna se cubría de nubes, ella la miraba fijamente como hipnotizada y empezaba a elevarse. Me llené de ansiedad y un grito escapó de mi garganta, ¡no te vayas, quién eres, no se tu nombre!

Me miró y creí descubrir en su rostro una sonrisa cuando dijo: - Voy en busca de mi padre que me espera para continuar nuestra misión. Él me contó que cuando era niño su abuela le relató la historia de una mujer de cabellos largos y grandes senos que salía por las noches en los caminos más solitarios y seducía a los hombres, desde entonces siempre pedía a las estrellas fugaces que se le apareciera esa mujer seductora. Su deseo se cumplió la noche de un eclipse de luna, la emoción fue indescriptible, se sentía como en una nube, la mujer era muy bella e irradiaba luz, le contó su verdadera historia de luchadora por los derechos humanos, pidiéndole que reivindicara su nombre. Así nací yo, él me creó y me llamó SIGUABELLA, ¡Así quiero que me recuerden!

Desapareció, quedando en el espacio una mariposa de múltiples colores que se alejó perdiéndose en la noche.

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