lunes, 13 de diciembre de 2010

MIS RECUERDOS DEL GATO HERRERA / POR CARLOS VELIS

Conocí a Armando... ¿Conocerlo? Con todas sus facetas, sus siete vidas felinas... Estando yo entre los críticos de la izquierda tradicional, lo veía de lejitos, sabía que era el encargado de mis compañeros de la Escuela de Teatro, lo vi llegar un par de veces, discretamente, como era de rigor, al Bachillerato en Artes, y a la distancia le seguí la pista. Era el que hablaba francés, contaba chistes, se había leído a Marx y conocía otros países. Posiblemente la URSS. De todas formas, yo no entendía por qué seguía con los "revis". Lo entendí algunos años después, leyendo el libro de Ernesto Cardenal, "En Cuba". Voy a omitir la cita a la que me refiero, pero es de Roque Dalton. El Gato sabe cuál es y se ríe desde allá.
En Costa Rica, en casa de unos amigos, compartimos una buena tertulia. Lico Baires lo trajo por la calle de la Amargura porque le había requisado un recuerdito que llevaba para alguien, creo que era un pin ruso o algo así. Fue entonces que pude catar de cerca su simpatía y verdadera y sólida cultura.
De regreso en el país, en el 86, nos reencontramos en tenidas literarias y otros avatares culturales. Sobre todo, cuando trabajaba con energía su proyecto Códices y otros más. Incluso estuvimos juntos en algunos proyectos que no se consolidaron por falta de apoyo.
Fue el Gato siempre el mismo, optimista a toda prueba, de humor fino... en fin, un maestro.
Cuando se gastó su séptima vida, por razones indefinibles, nos dimos cuenta tarde. Ya no pudimos asistir a despedir al amigo. Pero le hicimos un homenaje íntimo, mi mujer y yo. Pusimos el disco Cantares de Joan Manuel Serrat y brindamos por él.
Carlos Velis.
11 de diciembre 2010

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