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Extraño sus pasos silenciosos que atraviesan
rápidamente el camino, su mirada serena y esa sonrisa que iluminaba el día.
Verle sentado frente a la computadora, sin inmutarse apenas al ruido exterior,
concentrado tecleando suavemente, creando personajes, dibujando sueños,
contando historias, abstraido en el sonido de esa música que lo llenaba de vida
y que era como un energizante que lo llevaba a escribir sin parar.
Extraño encontrarlo caminando con rumbo desconocido
y que su risa nerviosa le delatara para dónde realmente sus pasos se dirigían,
era divertido escucharlo inventarse mil y un cuentos y sorprenderlo. Extraño su
mirada preocupada ante los obstáculos que la vida nos ponía, sus palabras
fuertes y serias, ayudándonos siempre a buscar una salida en el camino, nunca,
nunca, nunca, nos dejó a la deriva.
¿Se recuerda, cuando iba a nacer Michele Alejandra?
jamás me sentí tan intranquila hasta q usted apareció, la preocupación no se
aliviaba, pero usted ya estaba ahí conmigo y eso, era más que
suficiente. Se recuerda nuestra última conversación? Sentados en la cama del
hospital, platicando de todo lo que teníamos planeado hacer, de las nuevas
aventuras y picardías de los niños, le conté alegre q había pasado áquel examen
y usted todo orgulloso me decía "mañana me enseñás el diario, recortalo,
guardá esas cosas ya te dije"(....) Lo recorté, sí, pero ya no pude enseñárselo
y quedó ahí, en medio de todos esos otros recortes que cuentan que usted partió
y en vez de abrazarme nuevamente, decidió caminar hacia el universo para
reencontrarse con mi mami e Idefix.
A veces creo que me he quedado detenida en ese pasillo del hospital
sobándole la cabeza y disfrutando de la broma que le hizo usted a los doctores,
como siempre, no desaprovechaba oportunidad y gozó viéndolos preocupados por
creer q se les había escapado. Siento a mi lado la presencia de Armando,
nervioso y ansioso, sin querer demostrárselo, temblando los dos cuando entró a
esa sala de operaciones de la que no pudimos verle nuevamente abrir los ojos.
Era otro y nosotros queríamos al que dejamos horas atrás....
Tres años. Tres días. Tres horas. Nada es igual desde su partida. Y cada
día duele como si fuera el momento en que el Doctor nos dijo que había
problemas y nuestro mundo se comenzó a derrumbar. Todavía trato de caminar y lo
hago a tientas , cuesta mucho aunque una tenga que andar por la vida sonriendo.
Eso, es parte de lo que usted me enseñó. A ser fuerte, echarle ganas, no
rendirme jamás. Papi, las horas pasan lento y estos días se vuelven a vivir,
minuto a minuto. Lo extraño papá y sé que no sólo mirando al infinito lo voy a
encontrar, a cada paso que dé, usted va conmigo, siempre, lo sé. Pero hoy, realmente,
eso no me reconforta. Simplemente quisiera abrazarlo y decirle cuánto lo
quiero. como lo hice tantas veces y usted se reía y me decía ajá, sí sí....
Tres años apenas y las líneas no alcanzan para
escribir todo lo que usted significó no solo en la vida nuestra sino en
la de todas las personas que le conocieron y que tocó con su alegría,
su sonrisa, su trabajo, sus palabras, sus agendas cotidianas, su amor
por la patria y su lucha constante cada día...Como dice ese estribillo,
de los muertos que nunca mueren, su luz permanece viva, palpitando
siempre, un abrazo a mi mami y cuideme a Idefix, que no se vaya mucho a
vagabundear por las estrellas, vaya a ser que se pierda otra vez.....Se
le extraña mucho, cada día, cada momento, cada instante, siempre.