viernes, 10 de diciembre de 2010

MANDO / Por Nora Vanegas

Esta tarde querido amigo,
camino a casa sostuve un encuentro fugaz…
El quebranto de  una voz que rehúsa  olvidar
me develó  el  dolor, susurró  pasión y llanto…
Del  recuerdo tenuemente  resguardado,
en la  quietud  languidecida del tiempo gris  
que brota en el sentimiento de pérdida en flor,
del amor que nombra con su cálido recuerdo…

Poeta,  luchador social en lo cotidiano…
El registro de una agenda  como huella,
escrita con   manos suaves, precisas y elegantes…
Con la  prosa  llana, radiante  y artística
en la que dibujabas con líneas gruesas y exactas
      los diversos  escenarios con sus múltiples coreografías… 

Editor de muchas letras,  pensamientos e ideas…
La  comunicación con visión internacional,
distingue el códice funcional que sostiene
el exquisito legado que  hoy heredas…

Tu nombre, una evocación en la historia…
Un pasaje ganado en la memoria…
La sonrisa  grabada irónicamente manejada,
emerge hoy como luz inspiradora de esperanza,
en el  tenue umbral  de cada mañana

Revolucionario escritor de novelas…
Intelectual orgánico… El status progresivamente forjado…
Compartir con flujos de ideas era el  pasatiempo…
Los preciados  regalos  en  las décadas  añoradas,
en el ocio universitario de aquellos inolvidables momentos…
Más por ahora… oscuros, indolentes y fríos pasillos… 
Desconocidos en el desamor  del presente…

            Dedicado a mi amigo Armando Herrera

            Nora Vanegas  
           10 de Diciembre de 2010 

0 comentarios:

Publicar un comentario